Las habilidades del “aprendizaje autodirigido” son clave para que la enseñanza remota funcione, por Tara García Mathewson, escritora en The Hechinger Report, una organización de noticias independiente sin fines de lucro que se centra en la desigualdad y la innovación en la educación. Su trabajo se ha centrado en la educación, la inmigración, la vivienda pública y las noticias comunitarias.
La mayoría de los estudiantes
carecen de la motivación que necesitan para permanecer concentrados en casa.
Mientras que algunos estudiantes
“florecieron” durante la primavera del aprendizaje a distancia originada en el
coronavirus, educadores, padres y los propios estudiantes han puesto de
manifiesto un nivel de compromiso extremadamente bajo. Así, entre los 20.000 estudiantes de escuela media y secundaria encuestados por
Youth Truth, una organización nacional de investigación sin ánimo de
lucro, únicamente el 41% dijeron que podían automotivarse para hacer el trabajo
escolar mientras sus colegios permanecían cerrados. Desglosados por grado, el
57% de los estudiantes de quinto curso afirmaron poder hacerlo, y ese
porcentaje disminuía de forma constante por edad hasta llegar a apenas un
cuarto de los estudiantes de 12° grado que decían poder hacer lo mismo.
Algunas de las razones de esta
falta de compromiso con las tareas escolares parecen perfectamente razonables:
la crisis de salud global distrajo, comprensiblemente, a muchos estudiantes.
Otros debían cuidar a sus hermanos durante el día. Sin embargo, otros,
sencillamente, no sabían cómo concentrarse en la tarea sin tener un maestro
mirando por encima de su hombro. Y la caída de la motivación por edad refleja
la forma en la que el compromiso de los estudiantes se desploma a lo largo del
tiempo. Con base en los datos de su Encuesta de Estudiantes, Gallup
llamó a este fenómeno el “precipicio del compromiso estudiantil”, y encontró
que solo el 32% de los estudiantes de secundaria se sienten implicados, en
comparación con el 74% de los estudiantes de quinto grado.
Durante la enseñanza remota,
muchos estudiantes se sintieron a la deriva. “En un aula, la mayoría de las
veces, te ves obligado a trabajar en tareas, ya sea como clase o en un pequeño
grupo de amigos. En casa, tienes que esforzarte para ser productivo ”,
manifestó un estudiante de forma anónima en la encuesta Youth Truth.
Otro alumno describió su batalla
por mantener la concentración mientras aprendía desde casa: “La escuela
presiona a los estudiantes para aprender y prestar atención, pero en una
pantalla, donde están silenciados, los estudiantes pueden bajar el ritmo”.
Sin embargo, algunas escuelas
llevan mucho tiempo promoviendo y fomentando la capacidad de los estudiantes
para trabajar por su cuenta. Una vez que la enseñanza se reanudó de forma
remota, los estudiantes de estos centros se encontraban entre los más
preparados para retomar el aprendizaje donde lo habían dejado. Tyler Thigpen,
cofundador de The Forest School, una Acton Academy en el sur del área
metropolitana de Atlanta, declaró que el aprendizaje en su escuela continuó
como de costumbre después del impacto del coronavirus. Ya antes de la pandemia,
los estudiantes pasaban gran parte de su tiempo trabajando en las tareas escolares
a su propio ritmo y guiados por sus propios objetivos.
Ahora Thigpen ha fundado el Instituto para el Aprendizaje
Autodirigido con el fin de alentar a más escuelas a adoptar
tales prácticas, especialmente aquellas que atienden a grupos de estudiantes
históricamente marginados, que rara vez obtienen ese control sobre su propio
aprendizaje.
“Las comunidades de bajos
ingresos y las comunidades de color aprenden y operan en sistemas tradicionales
donde los maestros continúan explicándoles cosas y los niños tienen que seguir
las reglas inventadas por los adultos”, explica Thigpen. “Después de un tiempo,
se gradúan niños que saben cómo escuchar y seguir las reglas y las
explicaciones de un sistema injusto y quebrantado”.
Aunque existen otros centros para
el aprendizaje autodirigido, el instituto de Thigpen es poco común al enfocar
su modelo de educación hacia una forma de aumentar la equidad educativa. Y
aunque se presentó justo cuando el coronavirus comenzaba a atraer la atención
internacional, comenzará a trabajar con más escuelas justo cuando se están
abordando brechas evidentes en el progreso educativo surgidas como resultado de
meses de aprendizaje remoto. El instituto ya tiene proyectos en marcha con un
puñado de escuelas públicas y privadas.
Brandi Kenner, fundadora y
directora ejecutiva de la consultora educativa Choice Filled Lives Network,
realizó una evaluación del aprendizaje autodirigido en nombre de la nueva
organización. Descubrió que muchas escuelas tenían problemas para implantar el
aprendizaje remoto porque los estudiantes no tenían experiencia a la hora de
establecer y alcanzar sus objetivos de aprendizaje. No sabían pensar y
planificar ni analizar cómo sus acciones y su progreso afectaban a su carga de
trabajo del día siguiente.
“Simplemente no estamos haciendo
lo suficiente, como sociedad en general, para desarrollar estas habilidades en
nuestros estudiantes”, dijo Kenner.
El Instituto para el Aprendizaje
Autodirigido servirá, principalmente, como un centro de recursos para el
sector, y también trabajará con distritos y escuelas individuales para expandir
el aprendizaje autodirigido entre sus estudiantes. Thigpen concibió el
instituto antes del impacto del coronavirus, pero la pandemia y el aprendizaje
remoto que esta ha requerido han dejado muy claro que su misión es hoy más
importante que nunca.
Fuente: https://www.iadb.org
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