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sábado, 20 de junio de 2020

Desescalada escolar incierta en todo el mundo

Con todo en el aire, los países intentan cerrar este curso e intuir el próximo
Incertidumbre. Los grandes países europeos y Estados Unidos se debaten en cómo rematar el actual curso, si hacerlo por vía telemática o abriéndolas unas semanas. En Rusia los alumnos ya recibieron las notas y están de vacaciones. En Italia habrá aprobado general. En un segundo horizonte los distintos gobiernos ya piensan en el siguiente curso: cuándo empezará y, sobre todo, en qué circunstancias.

En Alemania, la desescalada escolar está en manos de los 16 länder (estados federados), titulares de las competencias educativas, si bien la labor de coordinación ejercida por la canciller Angela Merkel condujo a un pacto para un reinicio común el 4 de mayo. Aunque algunos länder incluso retomaron algunas clases antes, la mayoría arrancó ese día con alumnos de determinados cursos y en grupos reducidos. Los exámenes del Abitur (selectividad) se han realizado con relativa normalidad. El regreso escalonado aún no ha concluido; de hecho, hoy vuelven a las aulas en Schleswig-Holstein los alumnos de 1.º a 3.º de Primaria y los de 8.º, 9.º y 10.º de Secundaria. Pero todo indica que de aquí a fin de curso –que termina entre finales de junio y finales de julio, según el calendario de cada land– se alcanzará la voluntad de las autoridades de que cada menor vaya un día a la semana a la escuela.

Son, con todo, clases presenciales anómalas: un solo día a la semana, unas tres horas, solo asignaturas troncales (alemán, matemáticas e inglés), en grupos reducidos, y con estrictas reglas de higiene y distancia interpersonal (1,5 metros). De esta forma, los alumnos no pueden moverse de su pupitre ni salir del aula salvo para ir al baño. No hay deporte ni canto ni, claro, tareas en grupo.
Aunque en Alemania la mascarilla es obligatoria en el transporte público y dentro de las tiendas, no lo es para los escolares en clase. Algunos länder sí obligan a que la lleven en los pasillos y en el baño, y la mayoría de profesores se la ponen y la recomiendan.

Durante las siete semanas de cierre total por el coronavirus, imperó la enseñanza por vía digital, con resultados desiguales, pues Alemania tiene aún graves carencias en digitalización. También hubo quejas de las familias por la sobrecarga de deberes, mientras madres y padres estaban también teletrabajando.

A estas alturas, parece claro que en el próximo curso no habrá normalidad escolar. Todo apunta a que seguirán los grupos reducidos y solo las asignaturas clave, el resto se hará vía internet. Pero el curso comenzará, dependiendo del calendario de cada land, entre primeros de agosto y primeros de septiembre.

Francia decidió reabrir sus escuelas de manera gradual y voluntaria a partir del 11 de mayo, con un estricto protocolo higiénico y de distancia social. Los departamentos catalogados como verdes , los menos afectados por la pandemia, han podido ir más rápido que los rojos , la región parisina incluida. Los padres han tenido libertad para mantener a sus hijos en casa si lo preferían. Las clases de primaria y de la escuela intermedia han sido las primeras en reanudar la actividad. Los últimos serán los institutos. La capacidad de las aulas se ha limitado a 15 alumnos (10 para los más pequeños), lo que ha obligado a la rotación y a proseguir, en paralelo, las clases por internet. La casuística ha sido muy variada según el municipio. Los alcaldes han retrasado la reapertura de centros en virtud de las circunstancias. El retorno a la escuela ha provocado mucho debate, sin unanimidad, entre las ampas y los sindicatos de los docentes. El Gobierno ha creído necesario dar el paso para reinstaurar una cierta normalidad. Una de las prioridades era que volvieran a la escuela los alumnos de estratos sociales más humildes, pues para ellos era más complicado seguir el curso por vía telemática durante el confinamiento. No tenían ni la vivienda adecuada ni los mejores medios para hacerlo. Según el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, siempre es importante ir a la escuela, pero más en un periodo de crisis.

Las escuelas y universidades no abrirán hasta septiembre. Así lo decidió el Gobierno, a finales de abril después de que todos los escenarios previstos por el comité de técnicos y científicos que lo asesoraba dibujaran “riesgos muy elevados de contagio” en el caso de una eventual reapertura.

Todas las aulas están cerradas desde el 4 de marzo, y los estudiantes tienen que seguir clases desde sus domicilios, ayudados por internet. El Ejecutivo ya tenía previsto que, de no volver a abrir las aulas todos los estudiantes pasarán de curso automáticamente con el fin de terminar con éxito el año escolar . La recuperación del programa perdido se hará desde septiembre. Para ayudar a los padres a volver a sus trabajos presenciales el Gobierno ha dispuesto permisos extraordinarios y ayudas.
Un 43% de los padres de niños de primaria, y un 54% de los de secundaria, tienen miedo al regreso a las aulas y consideran que es prematuro, según las encuestas, y la reticencia es aún mayor entre los profesores, los sindicatos que los representan, y las autoridades municipales. Pero aun así el primer ministro Boris Johnson sigue adelante con sus planes de una reanudación parcial de las clases el próximo dia 1 de junio.

El plan del Gobierno está cogido con alfileres. Solo parte de los alumnos de primaria reanudarán las clases in situ, y ello si sus padres quieren enviarlos al colegio, los profesores aceptan correr el riesgo de ir en transporte público a las escuelas y estar en contacto con decenas o centenares de niños, y los municipios dan el visto bueno. Más de mil quinientos centros educativos han advertido que no piensan atenerse por el momento a las instrucciones oficiales, y que van a seguir cerrados. Downing Street no les impondrá sanciones.

El Gobierno está ansioso de que los niños vayan a clase para que sus padres puedan volver a ir trabajar y la economía repunte, y usa el argumento del enorme daño educativo que sufren los alumnos más vulnerables. Las familias acomodadas, que se pueden permitir pagar tutores, son más reticentes a mandar a sus hijos al colegio. Las de clase trabajadora se muestran más favorables a la idea. En Escocia no habrá clases hasta el nuevo curso escolar que comienza a mediados de agosto.
La educación es una cosa de estados. Los gobernadores son los que tienen la llave en Estados Unidos para el regreso de universidades y escuelas a la actividad.

Todo depende de la relajación de las medidas de distancia social, que más o menos han iniciado los 50 estados que componen el país. En los territorios donde la pandemia ha tenido menos impacto, la vuelta de los colegiales se producirá a partir de agosto. Pero el sistema escolar estadounidense más grande, el de la ciudad de Nueva York, con más de 1.100.000 niños y adolescentes, todavía no ha concretado si realmente las puertas se abrirán a partir de septiembre.

La Gran Manzana ilustra a la perfección quién tiene las competencias. El alcalde Bill de Blasio se resistió en marzo a cerrar. Pero el jefe superior, el gobernador Andrew Cuomo, tomó la decisión. Los estudiantes no pisan las aulas desde el 16 de marzo. A las semanas, De Blasio anunció que el curso presencial se daba por acabado. Al momento salió Cuomo y, en un ataque de celos, dijo que esa decisión la debía tomar él y que aún no había decidido. A los quince día, Cuomo informó que no habría más clases físicas este curso.

La vuelta a la nueva normalidad ha llevado a anuncios concretos. En Indiana, la Universidad de Notre Dame, institución privada dependiente de la iglesia, ha comunicado que reabrirá el campus el próximo 10 de agosto, dos semanas antes de lo previsto.

La idea generalizada es que las aulas universitarias volverán en otoño, pero no queda claro en que condiciones.

Con la excusa del buen tiempo y las dachas, el curso escolar de primaria y secundaria suele terminar a finales de mayo. El coronavirus ha adelantado un poco más el final, y el pasado 15 de mayo ya estaban puestas las notas. Ahora el Gobierno confía en recuperar el ritmo normal el próximo curso. Se prevé comenzar, como es habitual, el 1 de septiembre y de forma presencial, abandonando el sistema online del último trimestre, que quedará recomendado para casos especiales. La decisión final queda en manos de los gobiernos regionales en función de la situación epidemiológica local, aunque la agencia de la salud pública estatal, Rospotrebnadzor, cree que habrá escuelas que retrasen el regreso.

Uno de los motivos de ese posible retraso es que, por exigencias de la pandemia, las nuevas medidas no estén listas en todos los centros. Además de las normas sanitarias y de desinfección, Rospotrebnadzor quiere llevar a la enseñanza el distanciamiento social. Uno de los momentos más esperados por los alumnos, el recreo, ya no será lo que era. La agencia recomienda elaborar horarios individuales para cada grupo de alumnos, de forma que no coincidan en los pasillos ni en el patio con los de otras clases, y que tampoco tengan contacto ni a la entrada ni a la salida del centro. Además, cada clase tendrá que reducir el número de alumnos y recibir sus lecciones siempre en una misma aula, algo habitual en primaria, pero no así en secundaria. La pandemia ha retrasado también la selectividad, de finales de mayo hasta finales de junio.

El contrapunto lo aporta Suecia, que ha mantenido las aulas abiertas durante toda la crisis del coronavirus, excepto las de los dos últimos cursos de secundaria y las universidades, que a mediados de marzo iniciaron la enseñanza a distancia y la mantendrán al menos hasta final de curso. Ante algunas voces críticas que reclamaban al Gobierno sueco medidas más restrictivas, la Agencia de Salud Pública, organización independiente que ha liderado la gestión de la epidemia, ha argumentado desde el principio que cerrar las escuelas no habría tenido ningún efecto, o un efecto muy limitado, en la propagación de la infección, a la vez que habría obligado a muchos trabajadores esenciales a quedarse en casa para cuidar de sus hijos o a poner en riesgo a los abuelos. Las autoridades recomiendan, eso sí, que alumnos y empleados no vayan al colegio si tienen síntomas de la Covid-19, por leves que sean. Suecia se ha desmarcado de sus vecinos: tanto Dinamarca, como Noruega y Finlandia cerraron las aulas a mediados de marzo, aunque los tres ya han empezado a reabrirlas de forma gradual.





Texto elaborado por: MARÍA-PAZ LÓPEZ, EUSEBIO VAL , ANNA BUJ, RAFAEL RAMOS , FRANCESC PEIRÓN, GONZALO ARAGONÉS Y NÚRIA VILA
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miércoles, 27 de mayo de 2020

Coronavirus: cómo es la vuelta a clases en el mundo


Una escuela sin compañero de banco. Distanciamiento social señalizado en el piso. Sin reuniones en ingresos y salidas. Una escuela con la obligación de lavarse las manos frecuentemente y de usar tapabocas. Regresos segmentados por grupo y con cupo máximo de alumnos por clase. Formularios médicos completados mediante aplicaciones. Control de temperatura antes de ingresar. Transición paulatina entre modalidad virtual y presencial. Restricciones para la interacción en grupos. Prohibiciones para ello, incluso.


Una escuela de Zheijiang, China, donde los niños usan sombreros de cartón, con varillas a los costados para el distanciamiento. 

Así es la escuela de la pandemia, según lo que muestran las medidas que se han ido tomando en Europa y Asia en este inédito contexto. Medidas que pueden parecer tan lógicas desde lo sanitario como impactantes desde lo humano, casi de ciencia ficción. Las clases presenciales se retoman, pero transformadas de manera radical, luego de que se interrumpieran para más de 1235 millones de jóvenes del mundo, el 70,6 por ciento de los estudiantes, de acuerdo a cifras de la UNESCO. Debido al coronavirus cerraron establecimientos de 186 países. La enseñanza se mudó a la virtualidad exponiendo la brecha digital. Ahora América del Sur es epicentro de la pandemia. Las clases en la región sólo tienen fecha de inicio concreta y próxima en Uruguay.

El regreso en la Argentina
La covid-19 repercutió en la dinámica de más de 10 millones de estudiantes y casi 900 mil docentes de los niveles inicial, primario y secundario en el país. Cuenta Pedro Cahn que cada tanto lo llama el ministro de Educación, Nicolás Trotta, y le hace la pregunta del millón: ¿Cuándo? ¿Cuándo será posible el regreso a las aulas? "No lo sabemos", se sincera el infectólogo, integrante del equipo que asesora al Presidente. La única variable de la que depende la respuesta es la evolución de la pandemia.

"No tenemos claridad de fechas ni queremos apurar ninguna decisión", confirma Trotta a Página/12, después de confirmar que el ansiado retorno no será posible antes de agosto. Sus ojos están puestos en lo que sucede en Europa. Se conecta por videollamada con sus pares. "Recién llevan una semana o dos de regreso, hay que esperar para ver el impacto epidemiológico. Ojalá puedan sostener ese regreso hasta mediados o fines de julio: sería una buena noticia para nosotros. Hubo retrocesos, cierres, como pasó en Francia, pero no de una cantidad importante (de instituciones)", agrega. 

Tampoco hay todavía certezas en torno a las medidas que se adoptarán en el país. Las alternativas están en estudio mientras se elaboran protocolos. El "concepto básico" es "distanciamiento social", con abordaje en "cuatro momentos": aulas, espacios comunes, ingreso, transporte público. Este último es un ítem fundamental según Cahn, quien opina a título personal, pues el comité de expertos no participa todavía de esta discusión puntual. Sucede que la actividad escolar impacta en un 20 por ciento en el uso de transporte público, y será fundamental evitar superposiciones entre trabajadores y estudiantes.

Las alternativas ya se conocen. Trotta las repasa y confirma: segmentación geográfica, comenzando por las zonas menos afectadas; regreso escalonado por nivelesasistencia rotativa. Más que de un esquema dual de virtualidad y presencialidad, habla de un formato "a distancia": trabajos que se plantean en el aula y se desarrollan en las casas. Un aspecto que despertó polémica fue la posibilidad de que funcionen escuelas de verano, que el funcionario descartó, aunque sí es probable que se habiliten "módulos específicos" para garantizar el cierre de ciclos de quienes estén terminando un nivel. "No va a haber una única solución. No todas las escuelas tienen la misma cantidad de estudiantes, metros cuadrados por aula e infraestructura", manifiesta, y añade que "es y seguirá siendo prioridad" la garantía de conectividad para los estudiantes. 

Roberto Baradel, secretario general adjunto de Ctera y titular de Suteba, comenta que los docentes están pidiendo que se los incluya en la entrega de computadoras y la liberación de datos móviles para ellos y estudiantes, a la vez que discuten las regulaciones del teletrabajo, en un contexto de "sobrecarga laboral". El dirigente cree que en el regreso deberían tener prioridad los chicos que están terminando niveles y los que no tuvieron posibilidades de conectividad o no accedieron a cuadernillos pedagógicos. También plantea que "hay una necesidad muy grande" de reparación de escuelas, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Al respecto, Trotta indica que en la provincia se están llevando adelante 700 obras de infraestructura y que acondicionar los espacios a las condiciones que exige la pandemia será uno de los ejes para la etapa que viene.

Escuelas del mundo
Un informe del Observatorio Argentinos por la Educación describe que en Europa y Asia se registran posturas dispares. Países como Italia o India no se encauzan hacia la reapertura, mientras que otros, como Dinamarca -primero de la Unión Europea en abrir guarderías y escuelas- o China, recomenzaron en gran parte de su territorio. En América y Africa hay cierta homogeneidad en un cierre generalizado. En Estados Unidos, tres estados continúan su ciclo lectivo. Paraguay pospuso el regreso hasta diciembre. El presidente peruano Martín Vizcarra aseguró que no habrá clases presenciales por varios meses, "hasta que no haya tratamiento o vacuna". "En el medio de estos extremos, la mayoría de los países no se ha comprometido con fechas concretas”, postula el documento de Gabriela Azar, directora de Educación de la Universidad Católica Argentina.

Pese a las diferencias hay medidas comunes: la obligatoriedad del uso del tapabocas y los pupitres individuales con la distancia recomendada por la OMS (1,8 metros). Las restricciones en la interacción aparecen en tres países: Dinamarca (tres alumnos como máximo), Alemania (dos), en Israel directamente se prohíbe. Francia tiene un cupo máximo de 15 alumnos por clase y, como Uruguay, prioriza a alumnos de zonas rurales. China sumó la medición de temperatura durante el horario escolar, no sólo en el ingreso como otros países asiáticos. El lavado de manos es obligatorio en China, Vietnam, Burkina Faso, Uruguay y Dinamarca. En Serbia guarderías y jardines abren sólo para niños cuyos padres presenten justificativos de empresas; Croacia dispuso lo mismo para escuelas primarias. 
A continuación, un repaso por algunos casos paradigmáticos, con sus medidas y complejidades, en la previa y el desarrollo:

Corea del Sur: Miles de estudiantes regresaron a la escuela el miércoles después de dos meses. Hicieron fila para controles de temperatura y recibieron desinfectantes para lavarse las manos al ingresar. Los maestros los saludaban con el codo. Al interior de las escuelas se les pide a los chicos que limpien sus escritorios y se sienten separados. En este país, como en otros de Asia, en algunos cursos se instalaron mamparas de plástico entre pupitres. Cualquier escuela que reporte infecciones se cerrará de inmediato, advirtió el ministro de Educación y, en efecto, ocurrió: fue en Inchon, en el límite con Seúl, donde 66 instituciones debieron cerrar poco después de la llegada de alumnos. Dos recibieron diagnósticos positivos. En un país obsesionado con la educación, sólo los estudiantes del último año (a los que espera la universidad) asisten a la escuela todos los días. Los más jóvenes alternan clases presenciales y virtuales.

 Uruguay: el presidente Luis Lacalle Pou anunció el jueves el reinicio en todos los niveles educativos para junio. Es el primer retorno en la región. Será gradual, en tres etapas, y voluntario. En la primera fase reabrirán escuelas de educación especial junto a centros rurales -ya estaban funcionando 879- y los últimos años de bachillerato del interior. A mediados de mes continuarán primarias y secundarias, a excepción de las de Montevideo, y centros de educación inicial. El proceso se completará el último lunes del mes. Los científicos se mostraron a favor del reinicio. Consideraron que la evidencia disponible es que el impacto del cierre sobre el desarrollo de la enfermedad "es muy bajo". Darío Greni, maestro y director de la escuela rural 88, ubicada en Las Violetas (Canelones), detalla que hay dos protocolos para los establecimientos: uno para reintegro y permanencia de los chicos y otro para limpieza y desinfección. "Tenemos lineamientos generales para trabajar. Nosotros nos reintegraremos el 1° de junio. Nuestra inspección departamental nos da libertad para adaptar el horario y los espacios de acuerdo a la cantidad de alumnado", añade. En este caso, el regreso será con días alternados y reservarán los miércoles para la desinfección. En todo el proceso tiene mucha participación la comisión de padres. Greni destaca también la búsqueda de suplentes para cubrir los puestos de trabajadores que integran el grupo de riesgo.

Reino Unido: hay conflicto porque el gobierno dispuso la reapertura para el 1° de junio y se oponen científicos (consideran que es pronto) y padres. También la mayoría de las autoridades municipales que mediante una encuesta de la BBC manifestaron que no pueden garantizar que las primarias abran en la fecha dispuesta, porque precisan tiempo para implementar medidas que garanticen el distanciamiento.

China: el escenario escolar despliega las nuevas tecnologías. Los alumnos de Pekín volvieron a las aulas hace poco más de 15 días con brazaletes electrónicos que dan alertas en caso de fiebre. En tal caso los profesores tienen que avisar a la Policía, según publicó el Diario de Pekín. El dispositivo se prueba en cinco distritos. Por otro lado, en China se les toma la temperatura a todos los estudiantes antes del ingreso a la escuela. Particularmente en Beijing deben completar formularios mediante una aplicación que calcula el riesgo de infección. Hay videos que muestran a los chicos desinfectándose el calzado, tirando el tapabocas que traían de la calle y lavándose las manos antes de entrar a los edificios. También se ven empleados desinfectándoles la ropa. El dato de color surgió en una escuela de Zheijiang, al este: los niños usan sombreros de cartón, al parecer obligatorios, con varillas a los costados para el distanciamiento. Imitan los de la Dinastía Ming y son decorados por ellos mismos.

Francia: Desde París, el corresponsal de Página/12 Eduardo Febbro narra que con el argumento de "justicia social" el gobierno decidió reabrir escuelas y colegios a partir de mediados de mayo en regiones donde la pandemia estuviera controlada y con un régimen de voluntariado de los padres. El protocolo del Ejecutivo incluye distancia social, máscaras obligatorias, cupo de 15 alumnos por clase y bancos individuales. En total hay una distancia de 4 metros cuadrados entre alumnos. En los recreos se prohíben los juegos con pelota y cualquier otro de contacto, también el uso del tobogán y hasta el intercambio de lápices, lapiceras y juguetes. Febbro registró incertidumbre, miedo, preocupación de padres y entusiasmo en los chicos, "hartos de ver la realidad desde una ventana". Desde el 12 de mayo se detectaron 12 casos positivos entre las 40 mil escuelas que reanudaron los cursos y unas 50 volvieron a cerrar. Aunque el 90 por ciento de las comunas retomaron la actividad -85 por ciento del total de los establecimientos-, miedo y prudencia dictaron el comportamiento de padres: según cifras de Educación, el 70 por ciento de los alumnos siguen las clases desde las casas.
Caroline Béhague tiene 41 años. Vive en el norte, en zona roja, por lo que su hijo más grande aún no volvió a la escuela. Su hija más chica, de 4 años, vuelve este lunes al jardín después de dos meses. "Dudamos un poquito con mi marido. Ella tenía ganas de ir. Estamos intranquilos porque todas las medidas de precaución son complicadas para los más chiquitos, es mucha disciplina: no acercarse a los demás, no compartir juguetes. Es angustiante también para ellos. Pero el teletrabajo ya no se puede más. Decidimos intentar a ver cómo era y si ella aguanta". Hernán, su esposo, argentino, define al recomienzo como "frágil": "Hay mucha preocupación: un solo caso genera un cierre general. Estamos inquietos por cómo va a tomar nuestra hija la situación, pero a la vez no podemos seguir toda la vida así. Nos jugamos e iremos viendo sobre la marcha".

Finlandia: Los chicos retomaron las clases el 14 de mayo, desde jardín a noveno grado, sólo por dos semanas y media porque ya terminan. "Van sin barbijo", cuenta Agustina Lagormasino, argentina que vive allá. En el país no es obligatorio el uso del tapabocas. Además, sostiene Agustina, "es imposible que el chico esté sin toquetearlo durante las cuatro horas de clase". "El distanciamiento es prácticamente imposible. Las aulas son pequeñas. Y pedirles a los chicos que no se toquen es algo sin sentido. Me da intriga más que miedo. La diferencia más marcada es que se lavan más veces las manos y que durante el almuerzo sólo pueden compartir mesa con un compañero. Ya no se sirven ellos la comida sino un maestro", describe.

La grieta mercado-salud
Según una nota de Joëlle Garrus para AFP, los partidarios de la apertura de establecimientos alrededor del mundo se apoyan en estudios según los cuales los chicos no corren riesgos de contagio, pero no convencen a los que temen consideraciones económicas por sobre la salud. En algunos países, incluso, los padres sospechan que sus hijos pueden ser tratados como "conejillos de indias" para "probar la inmunidad colectiva" (Dinamarca, Portugal).

"Hay países que intentan forzar la vuelta a la escuela porque los empresarios han hecho lobby: si los chicos están en las casas los papás no pueden trabajar", postula Baradel. Es una hipótesis que circula en el ambiente. De hecho, está en sintonía con la reciente declaración del Comité Regional de la Internacional de la Educación América Latina (IEAL), que definió al gobierno argentino como una excepción en la región por establecer un diálogo con los sindicatos a diferencia de los demás. A su vez, señaló que los "intereses económicos" presionan por un pronto regreso a las aulas "sin considerar la seguridad y la salud" de trabajadores y niñes. "Los gobiernos de la región, salvo pocas excepciones, han pretendido privilegiar la actividad económica por encima del aislamiento."

Todavía es temprano para conclusiones, pero ya se registran algunas de las complejidades y dificultades del proceso. Aquellas presiones, el miedo de los padres. Habrá que ver, también, la efectividad y el impacto de las medidas en los chicos. En sus comportamientos y vínculos. ¿Cómo es, además, volver a las aulas después de tantos días de incertidumbre y sobrecarga? ¿Qué pasará en las escuelas de la región, que no cuentan con los mismos recursos que las del primer mundo? Un dato: la Argentina, por ejemplo, está entre los países de mayor cantidad de alumnos por metro cuadrado, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo. Lo que queda claro es que la de la pandemia es una escuela muy distinta, en un mundo distinto.




Por María Daniela Yaccar


jueves, 1 de octubre de 2015

TENEMOS EL DEBER Y EL DERECHO DE CAMBIAR EL MUNDO

Frases de Paulo Freire
"No puedo volverme conviviente con un orden perverso y exculparlo de su maldad al atribuir a "fuerzas ciegas" e imponderables los daños que causa a los seres humanos ....
Mi voz tiene otra semántica, otra música. Hablo de la resistencia, de la indignación, de la "justa ira" de los traicionados y de los engañados. De su derecho y de su deber de rebelarse contra las transgresiones éticas de que son víctimas cada vez más"
“Hay un montón de gente de izquierda que nos da la impresión que, asustados, hoy casi gritan que se han equivocado de dirección. Se arrepienten de haber sido de izquierda, y se vuelven felices con la idea del fin de la historia y que la lucha de clases terminó. Se dicen posmodernos. Yo creo incluso que son posmodernos, pero posmodernos reaccionarios.
“Tenemos derecho y deber de cambiar el mundo… Lo que no es posible es pensar en transformar el mundo, sin un sueño, sin utopía y sin proyecto… Los sueños son proyectos por los que se lucha… y toda concreción de sueños supone lucha… En realidad, la transformación del mundo a la que aspira el sueño, es un acto político, y sería una ingenuidad no reconocer que los sueños tienen sus contrasueños” Pedagogía de la indignación, ps. 64-65
“30 años para el país, para América Latina, 30 años para el mundo no son nada. Yo creo que en estos 30 años la chance del sueño socialista, democrático, está ahí”.
“No existe ayuda real entre clases dominantes y clases dominadas, ni entre las llamadas sociedades “imperiales” y las llamadas sociedades “dependientes” (de hecho dominadas), en la comprensión de cuyas relaciones no puede prescindirse del análisis de clase” (Cartas a Guinea Bissau, pág. 15)
“Y es que nuestra opción como militantes progresistas era para la promoción de las clases populares, lo que no se consigue a no ser por la transformación política y económico-social de la sociedad”
“Lo ideal es la promoción de la conciencia rebelde a conciencia revolucionaria. Radical sin llegar a ser sectaria. Astuta sin llegar a ser cínica. Hábil sin ser oportunista. Ética sin llegar al puritanismo” Cartas a Cristina, 1994. Primera edición en español en 1996, en Siglo XXI. p.135-136
“De allí la crítica permanente que siempre llevo en mí a la maldad neoliberal, al cinismo de su ideología fatalista y a su rechazo inflexible al sueño y la utopía” Pedagogía de la autonomía, p. 16
La democracia política o formal no es suficiente -2 La democracia puramente formal hace muy poco, o casi nada, por la liberación de los oprimidos, a no ser a través de la utilización de espacios políticos cuya existencia la misma democracia formal no tiene cómo no admitir. Espacios que deben ser aprovechados por los progresistas en la lucha por la transformación de la sociedad”. Cartas a Cristina, 1994. Primera edición en español en 1996, en Siglo XXI. “Decimocuarta Carta: 164-177):
“El dividir para mantener la opresión es otra dimensión fundamental de la teoría de la acción opresora, tan vieja como la misma opresión (…) Los opresores no se pueden dar el lujo de consentir la unificación de las masas populares, ya que ello ciertamente significaría una seria amenaza para su hegemonía (…)
Toda unión de los oprimidos entre sí, ya es una acción en sí misma; pero ella apunta hacia una práctica mayor. Implica que tarde o temprano –al tomar conciencia de su despersonalización- descubran que serán fácil presa del dirigismo y de la dominación. Por el contrario, unidos y organizados podrán transformar sus debilidades, en fuerza transformadora, capaz de recrear el mundo para hacerlo más humano” Pedagogía del oprimido, ps. 138 y 142)
“Utilizando una fórmula tan antigua como aún eficaz, el dominador divide entre si a los dominados, y de esta manera continúa reinando. La unidad de los diferentes se impone una vez más si éstos pretenden ser eficaces en su justa lucha” (Cartas a Cristina, 1994. Primera edición en español en 1996, en Siglo XXI. Carta octava, p. .199-200

Gracias
José Roullón Delgado

martes, 28 de septiembre de 2010

El tren del fin del mundo


Los siguientes textos son obra de Miguel A Santos Guerra, con su gran poder de comunicación nos llama la atención hacia las necesidades de los niños ¿Qué es lo importante? ¿Los adultos estamos cumpliendo?

Miguel Ángel Santos Guerra
Doctor en Ciencias de la Educación.
Diplomado en Psicología.
Catedrático de Didáctica y Organización Escolar.
Autor y Director de libros, colecciones, revistas y publicaciones de libros sobre educación.
Miembro de la Comisión Asesora para la evaluación del sistema educativo de la
Junta de Andalucía.


Tren Del Fin Del Mundo



EL TREN DEL FIN DEL MUNDO
L recuerdo con una nitidez inusual. Un hecho concreto, minúsculo, pero muy significativo. Hace ya de esto muchos años. Tendría yo entonces cinco o seis. Viajaba en un tren expreso nocturno La Coruña-Madrid en compañía de mi padre. Era pleno invierno. Por lo que oía decir hacía muchísimo frío. Se había averiado la calefacción del tren. Recuerdo aquella sensación como algo maravilloso. Mi padre me tapó con una manta, me colocó tendido en el asiento de aquel compartimento, me arropó y con el traqueteo del tren como nana, me fui quedando dormido. Mientras lo hacía podía escuchar las expresiones relativas al intenso frío, al frío insoportable. Sentí, además del calor, la seguridad de estar protegido por alguien que evitaría cualquier peligro, cualquier amenaza. Podía dormir tranquilo. Alguien, para mí todopoderoso, velaba mi sueño en el asiento de enfrente. Qué paz, qué seguridad, qué calor privilegiado en medio de aquel ambiente gélido, en medio de tantos peligros nocturnos.

En la hermosa ciudad argentina de Ushuaia, la más austral de la tierra, circula un tren maravilloso que se llama “El tren del fin del mundo”. En la ciudad de Jujuy, también argentina, funciona otro tren que, por la altura a la que circula, se llama “El tren de las nubes”. Aquel correo La Coruña-Madrid era para mí el tren del fin del mundo, era también el tren de las nubes. En aquel tren podía ir hasta donde fuera. Yo me sentía a salvo, a gusto y feliz.

Los niños de hoy tienen muchas más cosas que los de nuestra generación. Lo podemos comprobar en estos días navideños. Muchos niños de hoy tienen de todo. Y sería terrible que les faltara lo esencial. Las muestras cercanas y constantes que conlleva la presencia amorosa de los seres queridos. Esa presencia que entraña protección, seguridad y afecto. La presión del trabajo del padre y de la madre, el ajetreo de las ocupaciones, la prisa y las exigencias de la vida social, las demandas prematuras y obsesivas de formación, dejan poco tiempo para compartir con los hijos y las hijas. Nos afanamos por su bien, decimos, pero les hacemos daño con la ausencia y la falta de contacto.

Ellos y ellas no quieren muchos ceros en la cuenta corriente, quieren el círculo emocional de un abrazo sentido y prolongado. Ellas y ellos no necesitan muchos metros cuadrados de casa, lo que precisan es el refugio estrecho de la ternura. He leído con detenimiento el libro de Ferrucci “La fuerza de la bondad”. La tesis que sostiene el autor en el libro es que “las personas bondadosas viven más tiempo, tienen más éxito en sus vidas y son más felices que el resto. En otras palabras -dice- están destinadas a vivir de una manera mucho más interesante y satisfactoria que quienes carecen de esta cualidad”. Las personas bondadosas, por pura lógica, hacen también más felices a los demás.

Cuenta el autor, en uno de los capítulos del libro, titulado “Calor humano” que una amiga suya llamada Dorotea oye llorar a la niña pequeña de sus vecinos. En la habitación contigua a la suya. Los padres la acuestan sola en la oscuridad. La niña llora durante largo rato, mientras los padres ven la televisión. El llanto desesperado de la niña expresa angustia y soledad. Dorotea piensa que si habla con los padres quizás contribuya a empeorar la situación. Decide cantar para que la niña se duerma. Al igual que ella oye a la niña llorar, ésta puede oírla a ella. Cada noche, cuando los padres acuestan a la niña, Dorotea le canta unas dulces nanas, le habla a través de los delgados tabiques, la tranquiliza y consuela. La pequeña escucha la voz invisible pero amiga, deja de llorar y se duerme plácidamente. El calor de la voz de la extraña la ha salvado de su gélida soledad.

En el tren de la vida hace frío porque el sistema de calefacción que son las relaciones humanas no funciona, porque el contacto entre las personas (“carnefacción”, me gusta decir) permanece averiado por el egoísmo, la intemperancia, la crueldad, los intereses, la envidia, el rencor o la indiferencia.

Las ventanas del tren están abiertas haciendo posible que penetre en los compartimentos el frío de un ambiente dominado por el individualismo exacerbado, la competitivad cruel y la obsesión por la eficacia. Por la dureza y la crueldad. ¿Dónde se ha ido la ternura, el sosiego, el calor humano? Los niños viajan, a veces solos, a veces mal acompañados por padres y madres que mantienen una entretenida tertulia con amigos tomando una cerveza en la cafetería del tren, que leen ensimismados, que duermen agotados por el extenuante trabajo o que contemplan distraídos el paisaje a través de la ventanilla. Excelente oportunidad la de estos días de frío y de compras para pensar en lo que necesitan y en lo que les damos a nuestros niños.

Aplastados por montañas de juguetes los niños y las niñas se sienten solos y oprimidos, cada vez más alejados de la caricia. Saturados de cosas, deslumbrados por las luces, entretenidos con la televisión pero ateridos por el frío de la soledad y del abandono. La ternura no es sólo un quehacer de estas fechas, sino de cada día, de siempre. “Toujours”, dicen los franceses, que es la forma más hermosa de decir siempre. En una fábula de Esopo el viento y el sol hacen una apuesta para ver quién consigue que un viajero se desnude antes. El viento empieza a soplar, pero el viajero no se desnuda. El viento sopla más fuerte. El viajero no sólo no se despoja de sus ropas sino que se arrebuja en ellas. El viento se pone a soplar con todas sus fuerzas, como un huracán, como un tornado. En lugar de desnudarse el viajero se abriga más. Es el turno del sol, que aparece y comienza a brillar. El viento cesa. Hace calor. Cada vez más calor. El viajero comienza a sudar y se desnuda. Ha ganado el sol, no por medio de la fuerza sino del calor.

Creo que el termómetro moral de una sociedad es el trato que dispensa a los niños. Nunca podré explicarme casos como el de la niña del alféizar. Es una terrible metáfora de nuestra sociedad. Ocurrió en Santander hace unas semanas. Los bomberos rescataron de una ventana situada en el segundo piso de un edificio a una niña que estaba sentada en el alféizar con las persianas bajadas a sus espaldas. Cualquier movimiento hacia adelante hubiera ocasionado su muerte. ¿Por qué estaba allí sola, expuesta al frío, al borde del abismo? ¿Quién la había dejado allí?

Una sociedad que tiene colocados a sus niños en el alféizar de las ventanas es una sociedad indigna y cruel. El tren en el que viajan niños solos y abandonados es un tren que circula hacia la tristeza, la desesperanza y la destrucción. Maldita la hora en que llamamos a los niños para hacer este viaje. El tren de la felicidad infantil se construye con cuatro “tes”: t de ternura, t de tiempo, t de tranquilidad, y t de tutela. Bendito tren en el que viajan los niños acompañados hacia la madurez y la libertad. El tren de las nubes de la felicidad. El tren del fin del mundo. Hasta allí de lejos se puede viajar en él.
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