Los sectores más desfavorecidos pagan más caro las limitaciones de la enseñanza a distancia, pero también el cierre de las escuelas. ¿Cuál es entonces la mejor decisión en pleno foco de la pandemia?
Dicen los expertos que los efectos de la pandemia del nuevo coronavirus
se sentirán todavía dentro de muchos años. Y pocas cosas tienen dejan tanta
huella en el futuro de los países como la educación, o la ausencia de ella. Las
consecuencias de perder la partida que juegan maestros y profesores hoy en las
aulas se verán en su mayor parte cuando quizás ya sea demasiado tarde.
Este domingo (02.08.2020) Bolivia dio por terminado de forma anticipada
el año escolar. El Gobierno de la presidenta interina Jeanine Áñez, que
había suspendido en marzo las clases presenciales, argumenta que no es capaz de
garantizar el acceso a la educación virtual, especialmente en las áreas
rurales. Por eso ha decidido que todos los estudiantes de nivel inicial,
primaria y secundaria pasen al curso siguiente. No habrá reprobados.
“Los expertos han advertido de que esta pandemia durará mucho tiempo”,
dice a DW Tharcisio Leone, del Instituto de Estudios Regionales GIGA, con sede
en Hamburgo. El investigador explica que “la escuela tiene la función primaria
de buscar la igualdad de oportunidades, pero en este caso el Estado habrá
asumido que no es capaz de apoyar a los niños de los sectores más
desfavorecidos, lo que lleva a un aumento de las desigualdades”.
Los sectores afines al partido del exmandatario boliviano Evo Morales
ven en esta decisión un intento del actual Ejecutivo de evitar los conflictos
con el sector docente, que desde hace semanas exige la dimisión del ministro de
Educación. Lo acusan de promover la privatización de la educación en el país.
Pero la medida también ha sido criticada por el sector educativo privado, que
se ha declarado en emergencia económica.
Bolivia, sin embargo, no está sola en esta encrucijada. Son muchos los
gobiernos en Latinoamérica que se plantean qué hacer con sus escuelas y
millones de alumnos. No es cuestión de un par de meses: la región se ha
convertido en el foco global de la pandemia, que según la Organización Mundial de la Salud será “muy
larga”.
¿Seguirán otros vecinos el ejemplo boliviano? “Depende del país, porque
muchos países han puesto en marcha alternativas para seguir ofreciendo
continuidad educativa pese al confinamiento”, explica a DW Stéphan
Vincent-Lancrin, analista educativo de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE).
¿Qué ocurre con las familias que carecen
de medios materiales para que todos sus hijos continúen con su educación?
El experto destaca algunas iniciativas de continuidad educativa puestas
en marcha en Sao Paulo, Bogotá o en diferentes partes del territorio peruano,
las cuales han demostrado que el margen de acción, al menos en teoría, es
amplio. “La mayoría ha optado por soluciones multimodelo que incluyen recursos
educativos digitales, educación por televisión y radio y recursos impresos para
los estudiantes”, explica Vincent-Lancrin.
Uruguay es, por ahora, el único país de la región en el que los alumnos
han vuelto a las aulas. Pero recuperar la presencialidad no solo fue posible
gracias a una buena gestión epidemiológica: también jugó un papel clave el
desarrollo digital de la educación previo al COVID-19.
En este sentido, la argentina Agustina Lenzi subraya a DW que, aunque el
final anticipado del año escolar “es un escenario a considerar en términos
regionales”, cada país es un mundo. “La cuestión es qué decisiones políticas
acompañan a esa decisión”, añade esta experta en políticas educativas desde la
cuarentena en Buenos Aires.
Algunas escuelas, como esta de Ciudad de
México, han tratado de encontrar soluciones para facilitar la vuelta a las
aulas
Desde Costa Rica, la investigadora en educación Diana Hernández
advierte: “No creo que atrasando un proceso se pueda más adelante enfrentar
mejor ese proceso, no necesariamente”. La educadora costarricense, en contacto
con compañeros de gremio en toda la región, es consciente de que en la mayoría
de los países “no solo no hay conocimiento de las herramientas, sino que no hay
acceso, por lo que para los docentes es como empezar de cero”. Visto así,
explica, no son pocos los que piensan que para medio año no tiene sentido el
esfuerzo. “Entonces podría ser que otros países de Latinoamérica siguieran los
pasos de Bolivia”.
Una nueva normalidad educativa en América Latina
Pero si se para el sistema educativo, tiene que haber una finalidad.
“Estamos dejando a las personas sin acceso a la educación”, recuerda la
docente, “estamos obligándoles a quedarse dentro de las opciones laborales que
no tienen ningún tipo de seguro ni ningún tipo de oportunidad que no sea un
escenario de explotación”. Además de la desigualdad, según las grandes
organizaciones internacionales la informalidad de las economías
latinoamericanas es uno de los factores que alimentan los graves pronósticos
económicos para la región.
Está por ver qué rumbo toman los diferentes gobiernos latinoamericanos.
La argentina Lenzi cree importante, en cualquier caso, entender que “la antigua
normalidad antes de la pandemia no era deseable para todos y todas, era una
situación muy desigual”. Es hora de repensar la educación, sea en una escuela,
frente a una pantalla, ¿o quizás en un parque? Lenzi subraya la necesidad
de poner a las personas en el centro: “la política educativa tiene el desafío
de tender puentes entre quienes piensan la educación, quienes la gestionan y
quienes la practican”.
Fuente: https://www.dw.com/es/educaci%C3%B3n-en-latinoam%C3%A9rica-las-aulas-la-curva-o-la-desigualdad/a-54425787
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