Estudios publicados en la revista Physics of Fluids recomiendan mantener las ventanas abiertas cuando sea posible e instalar pantallas frente a las mesas para prevenir los contagios de COVID-19 en los salones de clase. También aconsejan que los estudiantes con mayor riesgo de complicaciones sienten donde estén menos expuestos dependiendo de la disposición del aire dentro del aula.
Con la llegada del otoño y el coronavirus
extendiéndose globalmente con más de 30 millones de infectados en el mundo,
determinar cómo se producen exactamente los contagios en ambientes cerrados
-como las escuelas- es crucial para establecer medidas eficaces que frenen su
propagación.
Hoy sendos estudios publicados en la revista
Physics of Fluids analizan cómo se distribuyen y expanden las gotas y aerosoles
(partículas nanométricas suspendidas en el aire) exhaladas por los niños en el
aula de un colegio al toser, hablar o estornudar. Determinar su dinámica es
clave para frenar los contagios.
En el primero, liderado por la Universidad de Nuevo
México, los investigadores simularon la dinámica de los fluidos y partículas en
una clase con aire acondicionado y observaron que al abrir las ventanas, se
eliminaba casi el 40% de las partículas, a la vez que se reducía la transmisión
de aerosoles entre los niños.
“Casi el 70% de las partículas de 1 micrómetro
(milésima parte de un milímetro) exhaladas salen del aula cuando las ventanas
están abiertas. Y el aire acondicionado elimina hasta el 50% de las partículas
liberadas durante la exhalación y el habla. El resto se deposita en las
superficies de la clase y puede volver al aire”, advierte Khaled Talaat,
coautor del estudio.
El estudio precisa que, debido al flujo del aire,
las partículas se transmiten en cantidades significativas (hasta el 1% de las
partículas exhaladas) entre los estudiantes -incluso a 2,4 metros de
distancia-.
“La distribución del aerosol dentro de la
habitación no es uniforme, debido al aire acondicionado y a la ubicación de la
fuente”, por lo que “la posición de los estudiantes dentro de la habitación
afecta a la probabilidad de transmitir y recibir partículas de unos a otros”.
El estudio también confirmó que las pantallas
colocadas frente a los pupitres reducían significativamente la transmisión de
partículas de 1 micrómetro entre un estudiante y otro.
“Las pantallas no detienen las partículas
directamente, pero afectan el campo de flujo de aire local cercano a la fuente,
lo que cambia las trayectorias de las partículas”, explica.
En conclusión, el estudio recomienda mantener las
ventanas abiertas cuando sea posible e instalar pantallas frente a las mesas, y
aconseja que los estudiantes con mayor riesgo de complicaciones por COVID-19 se
sienten donde estén menos expuestos, según la disposición del aire
acondicionado dentro del aula.
“En nuestro modelo, las esquinas traseras son los
lugares más seguros”, concreta Talaat.
Por último, los investigadores recuerdan la
importancia de desinfectarse las manos y de contar con sistemas de filtración y
esterilización efectivos dentro de los aparatos de aire acondicionado.
El segundo estudio, del Instituto Americano de
Física, analizó cómo cambian las propiedades de las gotas y de los aerosoles de
una “nube de tos” exhalada tras una mascarilla y cómo pierde volumen y cambia
su temperatura y humedad a medida que se dispersa.
Los investigadores observaron que los primeros 5 a
8 segundos después de toser son esenciales para la suspensión de las gotitas y
para propagar la enfermedad y que, tras ese tiempo, la nube de tos comienza a
dispersarse.
También descubrieron que el volumen de la nube sin
una mascarilla es unas 7 veces mayor que con una mascarilla quirúrgica y 23
veces mayor que con una mascarilla N95.
“Vimos que cualquier cosa que reduzca la distancia
recorrida por la nube, como una máscara, un pañuelo o toser en un codo, reduce
mucho la región sobre la que las gotas se dispersan al toser y, por lo tanto,
las posibilidades de infección”, apunta el coautor Rajneesh Bhardwaj.
El estudio desveló que la fuerza con que tose una
persona no afecta al volumen de la nube de tos cuando la persona no lleva una
mascarilla, pero el volumen inicial es muy importante para una persona que sí
lleva una mascarilla.
Esta información será útil para determinar el
máximo de personas que pueden estar en una sala de hospital, y la tasa mínima a
la que debe circular el aire de una habitación, un ascensor, una sala de cine,
un coche, una cabina de avión o un restaurante para mantener la ventilación y
reducir las posibilidades de contagio, concluye el estudio.
Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/abrir-ventanas-y-poner-pantallas-entre-mesas-frenan-el-covid-19-en-aulas-segun-estudios/
No hay comentarios:
Publicar un comentario